Los términos más utilizados en patología de la construcción son fisura y fisura, aunque son los más ambiguos en la casuística de los daños en la construcción.
Incluso entre los mayores expertos en el campo, existen diferentes interpretaciones para los dos conceptos tan comúnmente utilizados por los técnicos. Entonces, veamos qué podemos entender cuando hablamos de crack o crack.
Partamos de sus similitudes: los dos términos designan una ruptura en forma de apertura lineal incontrolada, como un vector; es decir, parte de un origen y marca una dirección en la que se desarrolla. De este sentido común, tenemos varias interpretaciones de sus diferencias.
El primero entiende que las dos palabras son sinónimos y por lo tanto se pueden usar indistintamente, aunque esta es la menos común.
Un segundo caso se refiere al grosor del desgarro. Cuando es pequeño, se llama fisura, y cuando excede cierto tamaño, se convierte en una grieta. En este caso, el límite no está claro: para algunos técnicos, es 0,5 mm; para otros sería 1 mm, e incluso, en algunos casos, la diferencia se considera 1,5 mm.
En tercer lugar, tenemos que la diferencia está marcada por la profundidad de fractura, donde una fisura se refiere a casos en los que afecta solo a la parte externa de la estructura o al acabado superficial, mientras que una fisura afecta al espesor. Total de elementos (tabique, viga, columna, etc.). en este video podemos ver esta forma de diferenciarlos con mayor claridad.
Otra interpretación toma en cuenta la combinación de los dos casos anteriores. Es decir, la diferencia entre fisura y fisura está determinada tanto por su ancho como por su profundidad. Esto da como resultado conceptos algo caóticos, ya que la ruptura cumple con un requisito pero no con el otro y, por lo tanto, no está claro cuál de los dos términos se aplica.
Finalmente, tenemos aquellos técnicos que consideran la diferencia con tu actividad. Es decir, si la causa que generó el daño está activa y, por tanto, la fractura es «aguda» o creciente, se considera fisura. Por el contrario, si la causa de la rotura ha cesado y por tanto «no funciona», es una fisura. La complejidad aquí es que una primera inspección visual, en muchos casos, será insuficiente para determinar si la causa del daño ha cesado o sigue activa. Entonces, hasta que sepamos esto, no sabremos cómo definir adecuadamente el fenómeno.
Dadas las amplias posibilidades de delimitar una fisura y una fisura, este técnico que os escribe entiende la tercera definición como la más adecuada, es decir, la que diferencia los dos daños según su extensión.
Finalmente, existe la idea errónea, a menos que se base en la diferenciación de su actividad, de que las grietas son peligrosas y las grietas no lo son, cuando no siempre es así. Un claro ejemplo de este error son las grandes fisuras que en ocasiones se producen en los tabiques, por excesiva deflexión de las vigas o forjados, sin perder su capacidad de carga.
Puedes ampliar la información sobre este tipo de rupturas con el libro El lenguaje de las grietas y las grietas y su diagnóstico.de José Luis De Miguel Rodríguez.
Autor: Eduardo Martín del Toro, docente de Máster en patología, rehabilitación de estructuras y eficiencia y ahorro energético en edificaciones en EADIC.
.