El físico Albert Einstein se embarcó rumbo a la nación japonesa en 1922, desde Marsella, para un viaje que lo llevaría a varios países.
Cuando llega a Japón el 17 de noviembre, lo espera una multitud ansiosa por ver a uno de los personajes más famosos del planeta. Había una manía por Einstein. Los auditorios donde expone su trabajo científico están completamente llenos.
Un mensajero llegó al Hotel Imperial de Tokio, donde se hospedaban Einstein y su esposa para entregar un mensaje. Einstein no quería que se fuera con las manos vacías, así que le escribió a mano dos notas en alemán:
«Una vida sencilla y pacífica trae más alegría que la búsqueda del éxito en constante agitación». «Donde hay un deseo, hay un camino».
Gracias a En g gustavo alcoser
Albert Einstein y la teoría de la felicidad
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